Por Marcela Latorre*
Fotografía: Niños pintando en el Parque de Estudio y Reflexión Paine
Hace unos meses se publicó en el
sitio de la radio Cooperativa que los expertos buscan una respuesta al aumento
del Bullying en los colegios, ya que un estudio de la Supertintendencia de
Educación Escolar arrojó como resultado que los primeros ocho meses de 2013,
las denuncias por agresiones físicas aumentaron un 39%. Este estudio consideró
el maltrato entre alumnos y de adultos a alumnos.
El aumento tiene a todos
complicados, ya que muchos intentos se han hecho para revertir estas cifras.
Existe la Ley sobre Violencia Escolar, además se
ha trabajado en metodologías, planes y programas, así como también hay una
política de Convivencia Escolar, que tiene como objetivo: “Orientar las acciones,
iniciativas y programas que promuevan y fomenten la comprensión y el desarrollo
de una convivencia escolar inclusiva, participativa, solidaria, tolerante,
pacífica y respetuosa, en un marco de equidad de género y con enfoque de
derechos”.
Toda una estructura que busca bajar los índices de violencia
y sin embargo, estos suben.
Al parecer, hay que comprender el tema no desde lo que se
quiere llegar a lograr, sino más bien, profundizando en su raíz. El pensador
latinoamericano, Mario Rodríguez, más conocido como Silo, decía en uno de sus
principios: “Harás desaparecer tus conflictos cuando los entiendas en su última
raíz, no cuando quieras resolverlos.
En su primera arenga en el año 1969, en Punta de Vacas,
hablaba acerca de que la violencia tiene por raíz el deseo y que el sufrimiento
delata ese estado de violencia, ya que la violencia está conectada al temor: temor a perder lo que se tiene; a lo que se
ha perdido; y a lo que se desespera alcanzar. Se sufre porque no se tiene o
porque se tiene temor en general. Temor a la enfermedad, a la pobreza, a la
soledad y a la muerte. Es decir, se tiene temor, éste genera sufrimiento y el
sufrimiento violencia, con uno mismo y luego con los demás.
Siguiendo esta reflexión, ¿Nos hemos preguntado qué hace sufrir a nuestros
niños y niñas? ¿Cuáles son sus temores?
El tema es mucho más profundo y no tiene relación sólo con leyes y
programas que se apliquen en los establecimientos educacionales, tiene relación
con el tipo de ser humano que se busca educar, el tipo de sociedad que se busca
construir.
Si nuestra sociedad es capitalista y pone en el centro al dinero como
valor, la competencia como forma de relación, la evaluación como sistema de validación
y el desarrollo intelectual como el ámbito educativo más importante, dejando de
lado las emociones, la motricidad, lo espiritual, la formación integral, ¿Cómo
se hace para reflexionar porqué estamos sufriendo?
En la COPEHU (Corriente Pedagógica Humanista Universalista), se están
implementando en diferentes países, talleres, estudios y retiros donde el
enfoque es totalmente opuesto al sistema que hoy impera. El objetivo de todo
este trabajo es: “Conectar con lo humano del otro y posibilitarlo”. Esta simple
frase cambia radicalmente la mirada y nos hace ver en los profesores, alumnos,
padres y toda la comunidad escolar, que somos seres iguales y diversos; seres
llenos de sueños, frustraciones, alegrías, fracasos y proyectos, iguales y tan
diversos como los míos.
Se está demostrando que estos pequeños actos pueden modificar los
sistemas de relación, los sistemas de convivencia, pero no por una ley, no
porque tenemos que demostrar algo, ni si quiera por política, es porque hay una
real necesidad y no hay ser humano que no quiera estar bien con sí mismo y con
los demás.
Hay algunos efectos demostración de que es posible hacer un cambio de
conciencia y dejar de mirar al otro como un objeto “para mí”. Diferentes
corrientes pedagógicas buscan humanizar la educación y por ende, transformar el
sistema obsoleto que sigue primando.
Será un trabajo de hormiga, pero
serán las semillas del futuro que aspiramos. Como dijo Silo en la Academia de
Ciencias de Rusia, al recibir el título de Doctor Honoris Causa: “…No habrá diálogo cabal sobre las cuestiones de
fondo de esta civilización hasta que se empiece, socialmente, a descreer de
tanta ilusión alimentada con los espejuelos del sistema actual. Entre tanto, el
diálogo seguirá siendo insustancial y sin conexión con las motivaciones
profundas de la sociedad. Sin embargo, está claro que en algunas latitudes se
ha comenzado a mover algo nuevo, algo que empezando en diálogo de especialistas
estará luego ocupando la plaza pública"
*Marcela Latorre es actriz,
periodista, pedagoga teatral e impulsora de la COPEHU (Corriente Pedagógica
Humanista Universalista) en Chile.
Muy buen artículo Marce!!!
ResponderEliminarSi asusta el nivel de violencia que hay en las escuelas, ni hablar de la violencia instalada en los adultos en la vida cotidiana, como hábito de relaciones... El trabajo interno no sólo es saludable sino necesario incorporarlo como parte del currículum escolar.