En diciembre del año pasado, un
titular de El Mercurio decía: “Equilibrar Literatura Clásica y Best Sellers es
la Clave para Cautivar a Niños con la Lectura”. Esta idea es del Ministro de Cultura Roberto Ampuero, quien
asegura que la variedad en los tipos de libros es lo que se necesita.
Desde el punto de vista de
acercar a los niños/as a la lectura por el gusto, ya que leerían también textos
“de moda”, es una mirada sugerente, pero la pregunta que surge es: ¿Al leer
libros que les interesen, deberían gustarles automáticamente los clásicos?
El Consejo Nacional de la Cultura
y las Artes ha realizado varios intentos de fomento lector, se han lanzado
diversas campañas, planes y proyectos. Pero el problema de raíz sigue estando
presente; no hay interés por los textos y peor aún, la comprensión de lo que se
lee es casi una misión imposible. Para qué mencionar la lectura en los adultos,
que ni siquiera tienen la obligación de hacerlo, simplemente los precios de los
libros y la falta de tiempo e interés hacen de esta actividad algo totalmente
olvidado.
Si vamos más atrás, la educación
que todavía tenemos, es heredada de los tiempos de la Revolución Industrial,
época donde se requería a seres humanos productivos que fueran idóneos para
trabajar, no a personas creativas y menos con un desarrollo integral. Entonces
en este momento histórico, donde ya no da más este modelo, es muy difícil
generar gusto por el aprendizaje, ya que la estructura escolar es arcaica, no
atiende a las reales necesidades de los niños/as y adolescentes.
En el libro “Pedagogía de la
Intencionalidad” de Rebeca Bize y Mario Aguilar, se mencionan cinco llaves que
podrían generar una condición propicia para el aprendizaje significativo y por
ende, para el gusto por la lectura y todo lo que signifique estudiar y conocer
nuevas posibilidades.
Un ambiente adecuado, buen humor,
afecto, atención y diálogo generacional, son las propuestas para conseguir que
cualquier ser humano no sólo disfrute del aprendizaje, sino que también lo
busque.
En este libro nos plantean que el
ser humano es conciencia activa, intención, por tanto, constructor de
realidades. Comprender esto resulta primordial para una nueva educación basada
en nuevos paradigmas, que aspira a superar concepciones mecanicistas y
positivistas.
Hacer consciente el acto intencional
es uno de los principales aspectos que comprende un buen aprendizaje, por ende
es una trampa decir que vamos a hacer leer algunos libros por gusto y otros por
obligación, así tampoco va a resultar la motivación para que los niños/as
disfruten leer.
Más que enfocarse en planes
lectores y por otro lado buscar buenos resultados en los sistemas de medición
educativos, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y el Ministerio de
Educación, deberían trabajar en conjunto para transformar desde la raíz, este
sistema que se arrastra desde una época que ya no existe.
*Marcela Latorre es actriz,
periodista, pedagoga teatral e impulsora de la COPEHU (Corriente Pedagógica
Humanista Universalista) en Chile.
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